sábado, 5 de noviembre de 2011

Fuerte

Los leñadores estaban con el hacha golpeando el roble, obvio, era su trabajo. Golpear el roble con el hacha, era para lo que estaban hechos, lo sabían hacer muy bien. El roble resistía cada golpe, dejaba caer algunas hojas pues los golpes no pasaban en vano. Y un día cualquiera con un golpe cualquiera de un hacha cualquiera de uno de esos leñadores el roble cayó. Los leñadores jamás esperaron que el roble cayera tan pesadamente, siempre pensaron que era un árbol bajo, pero era más pesado y alto que lo normal. Mientras caía el roble devastó todo cuanto había delante de él, lamentable, el pobre roble no quería hacer nunca lo quiso, pero los leñadores lo hicieron caer. El roble cayó y por más arrepentidos que estaban los leñadores y por más que intentaron levantarlo... nada sucedió. Cuando un roble cae... cae.-

1 comentario:

Gloria dijo...

De verdad tienes talento para escribir....y creo que es uno de los tantos talentos que te ha regalado el Señor....Y eso es una gran responsabilidad porque El algun dia preguntara que hicimos con los talentos que nos dio.....
Un abrazo...